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CONICET La Plata, una década como motor de la ciencia regional

Hace 10 años se creaba el CCT. Cuenta con 27 centros e institutos de amplio espectro temático y es el principal impulsor local de la investigación


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El 21 de marzo de 2007 marcó un punto de inflexión para el desarrollo científico de distintas regiones de Argentina, pero en particular de La Plata y su zona de influencia. Por esos días, el CONICET decidió crear los denominados Centros Científicos Tecnológicos (CCT), que venían a constituirse en la representación institucional del organismo formalizada localmente en diversos puntos del país.

El CCT La Plata se edificó sobre la base de los centros e institutos de investigación preexistentes que el CONICET coordinaba en la región en conjunto con la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CICPBA). Entre sus objetivos fundacionales apuntaba a ejercer la representación política e institucional del organismo, potenciar las sinergias entre sus espacios de investigación y desarrollar la vinculación tecnológica e interacción entre el sector científico y el productivo.

Formado inicialmente por 20 Unidades Ejecutoras (UE), es decir centros e institutos de investigación, en la actualidad son 27 las UE que lo componen, cuyo manejo es compartido con la UNLP, la CICPBA, las universidades nacionales de San Martín (UNSAM) y “Arturo Jauretche” (UNAJ) y el Hospital de Alta Complejidad El Cruce “Dr. Néstor Carlos Kirchner” de Florencio Varela (HEC). Más  de 1200 investigadores, cerca de 1300 becarios, 450 miembros de la Carrera del Personal de Apoyo (CPA) y 110 empleados administrativos, lo erigen como el CCT más grande de los 15 que el CONICET tiene en el país.

Génesis de una institución señera

Carlos Rapela es investigador superior del CONICET y director del Centro de Investigaciones Geológicas (CIG, CONICET – UNLP). Fue titular del CCT en dos períodos, entre 2009 y 2013 y, al momento de su creación, formaba parte del Directorio del organismo. “Por mi rol institucional fui partícipe de las reuniones previas a la gestación. Por ese entonces, al frente del CONICET estaba el doctor Eduardo Charreau, en cuya gestión uno de los mayores logros fue cambiar la política científica orientándola hacia una mayor federalización y dándole otro protagonismo a las UE”, cuenta.

“Esa política de creación de UE llevó naturalmente a comenzar a estudiar cómo se nucleaban entre sí en los focos principales del país, y los CCT vinieron a ser una parte importante de la culminación de esa iniciativa. En esta ciudad cada investigador trabajaba por su lado, no nos conocíamos siquiera entre los mismos directores de centros e institutos”, agrega. En ese sentido, según Raúl Grigera, investigador superior jubilado del CONICET en el Centro de Química Inorgánica (CEQUINOR, CONICET – UNLP) y primer director del CCT entre 2007 y 2009, “las UE preexistentes fueron clave para armar la estructura. Al principio nos reuníamos jefes de departamentos de la UNLP y científicos de distintas facultades para conocer las problemáticas que tenía cada lugar”.

Luis Epele, investigador superior del CONICET y director del Instituto de Física de La Plata (IFLP, CONICET – UNLP), cumple actualmente su segundo mandato al frente del CCT, cargo que asumió en 2013. Sobre el rol del organismo desde su fundación, subraya: “La ciudad ya tenía una historia académica y científica centenaria, con estándares realmente altos en calidad y solidez. Pero los investigadores nos sentíamos más bien parte de la UNLP, con apoyo del CONICET. No teníamos un vínculo marcadamente institucional. Con la creación del CCT el CONICET comenzó a aparecer en cuerpo y alma en la región y, en el marco de ese período de construcción que todavía dura, el principal aporte que vino a hacer fue asegurar el mejor contexto posible para que la ciencia se desarrolle”.

Durante sus primeros años, la sede administrativa del CCT funcionó en una vieja casona del CONICET ubicada en 8 Nro. 1467, entre 62 y 63, que era ocupada por el IFLP y luego fue demolida para dar lugar al edificio de tres plantas que hoy se erige con más de 1.300 metros cuadrados cubiertos. “En mi gestión hubo tres puntos destacados de abordaje: la asistencia a las UE para conseguir fondos para su funcionamiento; la generación de una mejor interrelación entre los distintos centros e institutos y con los otros organismos de ciencia y técnica regionales; y la resolución de la cuestión edilicia, tanto de las UE como del propio CCT”, recuerda Grigera.  El edificio de calle 8 se comenzó a construir el 3 de febrero de 2009 y se inauguró el 13 de diciembre de 2010. Hoy alberga a casi 40 empleados administrativos.

“En materia de infraestructura, además del edificio sede (un hito importante que vino a ser la primera presencia fuerte del CONICET en la ciudad), la enorme inversión por parte del Plan de Obras del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación junto a fondos del CONICET y otros, ha posibilitado la construcción de cinco nuevas sedes inauguradas en los últimos años, y otras tres en camino”, apunta Epele. En ese sentido, dice Rapela: “La Plata no renovaba los espacios para la ciencia desde hacía 40 o 50 años, y en poco tiempo crecimos notablemente. No quiere decir que lo edilicio esté resuelto, hay que seguir trabajando, pero el CCT fue muy importante también en esa gestión”.

“Desde su creación el CCT ha tenido un crecimiento virtuoso. Se destaca por su diversidad temática, abarcando desde las ciencias básicas -física, química, astronomía, ciencias de la tierra, biología, y sociales y humanidades- hasta la aplicada y alta tecnología. Esta pluralidad le da a nuestro sistema regional una gran riqueza”, puntualiza Epele, y cierra: “Debemos resaltar la relación que se gestó con la UNLP y otros organismos de ciencia y técnica, además del acercamiento que tuvimos en los últimos tiempos con los municipios de la zona y el sector productivo. En casi 60 años de vida que tiene el CONICET, en nuestra ciudad nunca se había dado este tipo de posibilidades. Esta presencia fuerte de organismo como actor activo de la comunidad fue posible por la existencia del CCT”.